domingo, 27 de marzo de 2016

jueves, 10 de marzo de 2016

¿Ha dejado España de ser católica?

Los datos son tozudos y dejan en evidencia a la ofensiva laicista de la izquierda encabezada por Podemos y PSOE. Durante los últimos meses se está intentando borrar cualquier elemento católico en la esfera pública bajo el pretexto de que ya no hay cristianos. Pero la realidad es muy diferente.


Javier Lozano -  09/03/2016


Manuel Azaña ya dijo en 1931 que España ya no era católica, lo mismo que afirman ahora desde Podemos

“España ha dejado de ser católica”. La frase pronunciada en el Congreso el 13 de octubre de 1931 por el entonces ministro de Guerra, Manuel Azaña, se ha convertido en un mantra de la extrema izquierda actual representada en Podemos, IU y una parte del PSOE.

En Castilla-La Mancha, PSOE y Podemos aprobarán en las Cortes una proposición que exige poner fin a los acuerdos del Estado con el Vaticano por lo que eliminará la asistencia religiosa en los hospitales públicos para más tarde hacer lo mismo con los colegios religiosos. Y esta actitud laicista la barnizan con el argumento de que España ya no es católica.

Este era sólo uno de los últimos ejemplos pero hay muchos más. Desde quitar todos los elementos religiosos en los ayuntamientos hasta eliminar los nombres y el trasfondo religioso de fiestas como la Navidad, la Semana Santa y otras más locales como las de San Fermín o el Pilar.

La nueva izquierda que está tomando el poder en España no tiene intención de conocer la realidad española sino que obviando deliberadamente que el país ya es aconfensional pretende imponer una dictadura laicista. Y para justificar sus ataques no dudan en utilizar una y otra vez la malograda frase de Azaña.

De izquierda a derecha, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez; el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias; el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y la vicepresidenta del Gobierno y candidata por Madrid al Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría/ EFE

De izquierda a derecha, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez; el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias; el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y la vicepresidenta del Gobierno y candidata por Madrid al Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría/ EFE

Sin embargo, ni en 1931 España dejó de ser católica ni en 2016 lo ha dejado de ser como pretende la izquierda. Por mucho que Iglesias, Garzón o Sánchez quieran eliminar la cabalgata de Reyes o las procesiones los ciudadanos ya han dejado claro que quieren mantener intactas sus tradiciones.

Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, el 71,8% de los españoles se declara católico y más de 8 millones acuden normalmente a la iglesia

Entonces, ¿España ha dejado de ser católica, si o no? Los datos dicen que no. Aunque el proceso de secularización ha afectado al país al igual que al resto de Europa y del mundo occidental, la realidad es muy distinta a como la pinta Podemos y cia.

Según el barómetro del CIS publicado en enero de este 2016, el 71,8% de la población española se define católica, un dato que se ha mantenido estable en los últimos años. Este porcentaje se traduce en que más de 31,5 millones de españoles son católicos, una cifra mucho mayor que por ejemplo el número total de personas que votaron en las pasadas elecciones, cuando acudieron a las urnas 25 millones.


Desglosando aún más los datos que refutan a los laicistas se observa que según el Centro de Investigaciones Sociológicas 8,2 millones de españoles acuden con frecuencia a la iglesia, al menos alguna vez al mes. Extrapolando las cifras, los católicos que acuden a actos religiosos son más que el número de votantes que tuvo la principal fuerza política el 20D, que se quedó en los 7,2 millones.

De esos más de 8 millones, 5,3 acuden a la iglesia una o más veces a la semana, número que supera, por ejemplo, los votos que obtuvo el PSOE.

El 74,2% de los alumnos de Primaria, el 67,5% de infantil, el 61,8 de los de ESO y el 52,1 de los de Bachillerato elige libremente cursar la asignatura de Religión Católica

Esta cantidad de población católica se traduce en otras cifras que muestran la honda presencia del catolicismo en España y sobre todo, en los españoles. Un termómetro de la catolicidad del país se puede observar en el número de alumnos que voluntariamente eligen cursar la asignatura de Religión Católica.

Según datos de 2015, el 67,5% de los alumnos de Infantil cursan la asignatura. El porcentaje crece en Primaria donde representan el 74,2%. La cifra disminuye en la ESO hasta el 61,8, y el 52,1 en Bachillerato. La conclusión es que la mayoría de los estudiantes españoles sigue yendo a la clase de Religión que la izquierda quiere eliminar haciendo caso omiso a la alta demanda que tiene entre padres y alumnos.

Multitudinaria procesión en la Semana Santa de Cuenca

Multitudinaria procesión en la Semana Santa de Cuenca

En España, la educación es viable en parte gracias a la ayuda de la Iglesia. Según informa la Conferencia Episcopal, existen 2.601 centros educativos católicos, de los que 2453 eran concertados. Y es que casi 1,5 millones de alumnos se forman en estos centros, ahorrando al estado casi 3.000 millones de euros.

Por otro lado, Podemos pretende adueñarse de la voz de los jóvenes. Según la izquierda, la juventud es suya y da por muerta a la Iglesia en esta franja de edad. Pero también aquí se equivoca. Hay menos católicos pero con una fe más firme.

La pastoral juvenil y los distintos movimientos que han surgido en el seno de la Iglesia durante las últimas décadas han movilizado a decenas de miles de jóvenes que han revitalizado el catolicismo español.

La Jornada Mundial de la Juventud de Madrid mostró el rostro joven de la Iglesia, mucho más numerosa de lo que los laicistas esperaban. Pero cuando esta cita se ha producido en el extranjero también se ha podido observar la vitalidad de los católicos españoles.

El Papa Benedicto XVI, entre una multitud de jóvenes durante la JMJ de Madrid en 2011

El Papa Benedicto XVI, entre una multitud de jóvenes durante la JMJ de Madrid en 2011

En 2013, más de 6.000 españoles acudieron al encuentro con el Papa en Rio de Janeiro (Brasil). Una movilización mucho mayor, por ejemplo, que la de los aficionados españoles que acudieron al Mundial de fútbol de Sudáfrica, siendo este deporte nacional.

Este verano decenas de miles de jóvenes españoles viajarán hasta Polonia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa

En 2005, más de 50.000 españoles fueron a la JMJ de Colonia (Alemania), casi 10.000 a la de Sídney (Australia) en 2008 y para este verano se espera que varias decenas de miles de jóvenes de nuestro país recorrerán los más de 2.000 kilómetros que separan España de Cracovia (Polonia), ciudad elegida para el próximo encuentro de jóvenes con el Papa. Cifras difícilmente igualables por cualquier colectivo.

Además, durante los últimos años se ha producido un repunte vocacional entre los católicos españoles. La Iglesia no ha muerto, tal y como proclaman los laicistas. El curso pasado, más de 1.300 jóvenes se formaban en los seminarios españoles. Pero el dato más positivo es que se producía un incremento del 2,7% con respecto al año anterior. Y la tendencia es al alza.

España no ha dejado de ser católica. Sus gentes siguen impregnadas de la milenaria tradición católica, su cultura canta a los cuatro vientos su herencia religiosa. Sus obras de arte, iglesias o catedrales muestran una historia que Podemos no podrá borrar sin más.

Dominique Mamberti: «Limitar la acción de la Iglesia es un ataque contra la libertad»

Dominique Mamberti: «Limitar la acción de la Iglesia es un ataque contra la libertad»

Fran Otero.  Madrid.

La Razón.

El cardenal Dominique Mamberti es hoy el prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, ministro de Justicia del Vaticano en una hipotética traducción civil. El Papa Francisco le encargó esta tarea en noviembre de 2014, después de 30 años dedicado a la diplomacia vaticana. Nacido en Marrakech en 1952 y criado en Córcega, el purpurado ha ocupado varios altos cargos hasta alcanzar el actual. Fue «ministro de Exteriores» de la Santa Sede durante ocho años y trabajó en las representaciones pontificias de Naciones Unidas y Líbano. Además, ocupó el cargo de delegado diplomático en Somalia y Eritrea. Ayer, con motivo de la fiesta de San Raimundo de Peñafort, patrón de los juristas y del Derecho Canónico, ofreció una ponencia sobre la reforma del proceso de nulidad matrimonial en el marco de un acto académico organizado por la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad San Dámaso.

–Lleva más de un año al frente del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica. Aunque usted es canonista, ¿cómo ha sido el cambio del campo diplomático al judicial?

–El del Derecho es un sector que siempre me ha interesado. Naturalmente, es un desafío después de 30 años en el campo diplomático. En cualquier caso, tiene un aspecto global, como lo tiene la diplomacia. Mi tarea es la vigilancia de la recta administración de la Justicia y esto te permite conocer la situación de la Justicia eclesiástica en el mundo.

–¿Es la reforma de las nulidades matrimoniales el mayor reto que afrontan hoy?

–La reforma del Papa Francisco es muy importante y necesita gente muy preparada para aplicarla. Lo que se busca es asegurar a todos los fieles un acceso ágil a la Justicia de la Iglesia y esto, naturalmente, no se puede hacer de un día para otro, pero es una tarea que los obispos tienen que tomar en serio.

–No se pone en cuestión la indisolubilidad del matrimonio, ¿no?

–El Papa lo afirma claramente. No está en cuestión la indisolubilidad del matriomonio. Lo que se pretende es hacer más facil la clarificación del estado de las parejas que están en esta situación para que no se alejen de la Iglesia. La primera intención de la reforma es la de agilizar los procesos, no reemplazar un sistema por otro. Hay cuestiones que ya se han aplicado, como la eliminación de la doble sentencia, aunque hay otras que todavía requieren tiempo. El criterio es el de asegurar la continuidad del acceso a la Justicia por todos. En este sentido, como ya he dicho, es importante tener personal preparado.

–El Supremo Tribunal también se encarga de la Justicia dentro del Vaticano. ¿Qué tiene que decir en relación al escándalo de las filtraciones en el que está implicado el sacerdote español Lucio Vallejo Balda?

–Nuestro papel es muy subsidiario, pues como prefecto del Supremo Tribunal soy también el presidente de la Corte de Casación. En el caso de las filtraciones, no tenemos competencia y sólo intervendríamos, si así se solicita, en tercera instancia tras la sentencia y la apelación. Son tres grados distintos de jurisdicción.

–Fue un caso de traición al mismo Papa. ¿Cómo le ve en la renovación que está planteando en la Iglesia?

–Es impresionante ver su energía y su atención a cada persona y situación. Es verdaderamente impactante.

–Miremos a España. Usted ha trabajado en la oficina de Relaciones con los Estados de la Santa Sede. ¿Qué le parece que algunas formaciones políticas, de izquierda fundamentalmente, quieran revisar o denunciar los acuerdos entre la Iglesia católica y el Estado?

–No hay que olvidar que son muchos los países que mantienen acuerdos con la Santa Sede, y no sólo en Europa, también en África, Asia o América. Además, se han desarrollado en países que no necesariamente tienen una mayoría católica. De lo que se trata es de reconocer la personalidad jurídica de la Iglesia y consentir el desarrollo de sus actividades. La situación de España no es una excepción.

–Formaciones políticas nuevas como Podemos han atacado realidades religiosas como la Semana Santa y se plantean limitar la presencia de la Iglesia en campos como la educación o la salud. ¿Atacan estas propuestas a la libertad?

–Naturalmente, sí. Me pregunto, en este caso, quién tendría la responsabilidad en estos sectores. ¿Sólo el Estado?

–Según ésta y otras formaciones políticas, fundamentalmente de izquierda, sí...

–Son modelos que ya se han experimentado y no han dado resultados.

–Es una cuestión de libertad religiosa, ¿no?

–La libertad religiosa es un elemento muy importante para la defensa de los derechos humanos. Además, su ejercicio no se limita al interior de los templos, sino que tiene un reflejo social. Estoy hablando de estándares internacionales. En este sentido, conviene recordar todo lo que las instituciones de la Iglesia católica hacen en tantos países en favor de todos en los sectores de la educación, la salud y la caridad. Esta labor no sólo debe ser respetada, sino favorecida por las autoridades públicas, porque están al servicio de la gente.

–En muchas ocasiones, se habla de privilegios de la Iglesia...

–La presencia de la Iglesia, por ejemplo, en las cárceles no es un privilegio de la Iglesia, es un derecho de los fieles. ¿Cómo pueden ejercer su derecho a la libertad religiosa si en la cárcel no hay un capellán? Esto es el ejercicio de la libertad religiosa. Y no es un privilegio de la Iglesia, porque la Santa Sede defiende el derecho de todos a la libertad religiosa y no el derecho de la Iglesia católica. También el de los evangélicos, musulmanes... El acceso a la atención religiosa es un derecho humano, negarlo es ir contra un elemento de esa libertad.

–¿Qué le parece la situación política que vive España, sin un Gobierno estable desde hace casi tres meses? ¿Preocupa esta circunstancia en la Santa Sede?

–No tengo la autoridad para hablar en nombre de la Santa Sede sobre una cuestión interna de España, pero está claro que, en una situación complicada, la estabilidad institucional es muy importante.

–En este difícil contexto internacional del que habla, la persecución a los cristianos sigue siendo una realidad. ¿Se les ha olvidado?

–Efectivamente, hay una indiferencia inexplicable ante la situación de los cristianos en Oriente. Es difícilmente comprensible que una comunidad que ha dado tanto a la región esté tan amenazada.

–¿Ha estado Europa a la altura en ésta y en otras cuestiones? ¿Ha perdido sus raíces cristianas?

–Tenemos la esperanza de que no las pierda. Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han insistido en que son estas raíces las que han permitido desarrollar la civilización en la que vivimos, una civilización basada en el respeto a la persona y a sus derechos. Es una herencia que no podemos dejar de lado y es lo que la Iglesia quiere reafirmar en este tiempo. Naturalmente, no todas las personas se reconocen en el cristianismo, pero es la base sobre la que se ha construido nuestra civilización.

–¿Es síntoma de la crisis de Europa la respuesta que como conjunto ha dado al problema de los refugiados?

–La situación de crisis que vive el continente ha favorecido esta reacción. No puede ser una excusa, pero en épocas como ésta se ve a la persona extranjera con más dificultad. En este sentido, el cristianismo puede ayudar mucho. Sólo hay que ver qué instituciones son las que están en primera línea en la ayuda a los más necesitados. Son las de la Iglesia. Esto es un ejemplo de cómo el cristianismo sigue presente en el centro de Europa y cómo sus fuerzas son necesarias hoy para afrontar estos retos.

Respuesta global a los refugiados

El otrora «ministro de Exteriores» de la Santa Sede prefiere no manifestarse sobre el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para la devolución de refugiados, aunque recalca que como problema global que es, debe tener una respuesta de toda la comunidad internacional. «En estos casos, los países no pueden encontrar soluciones individualmente. Se necesita un tratamiento individual de la situación, pero, sobre todo, esfuerzos para alcanzar la paz en la región, pues la principal causa del éxodo masivo de refugiados son los conflictos de Siria e Irak, tan prolongados en el tiempo».

Añade que el Papa Francisco es en este tema «un líder moral» y recuerda que ya han sido muchas las ocasiones en las que el Pontífice pide que todos los actores que tienen algo que decir en la región se sienten a negociar por la paz: «No hay que olvidar que Oriente Medio es un lugar muy importante para la Santa Sede, pues allí hay muchos cristianos que viven una situación difícil».

Los populares, dispuestos a ceder a las presiones de PSOE y Ciudadanos

Los populares, dispuestos a ceder a las presiones de PSOE y Ciudadanos
El PP propondrá que Religión no se imparta en todos los cursos


Un niño lee un libro de texto de la asignatura de Religión católica en el colegio Rey Pastor de Logroño. Foto: Justo Rodríguez

Las asociaciones de padres recuerdan que «las familias elegimos esta asignatura porque es nuestro derecho» y avisan de que «vamos a defenderla ante cualquier ataque»

«Tarde o temprano vamos a tener que entendernos con el PSOE o con Ciudadanos, y la educación va a ser un tema clave, en el que el partido va a tener que hacer cesiones. Lo de los colegios concertados no creo que se toque a fondo, porque supondría un lío tremendo, pero la asignatura de Religión es otra cosa…». Así se explica a Alfa y Omega un miembro del Partido Popular con destacada influencia en el sector educativo. Lo que hay sobre la mesa es la propuesta que está manejando el PP para que la asignatura de Religión confesional deje de ofertarse –como ocurre ahora– en todos los cursos del itinerario escolar, y se limite únicamente a unos tramos concretos.

Según el PP, esta modificación no implica una violación de los Acuerdos entre el Estado y la Santa Sede para que la materia se imparta «en igualdad de condiciones» con las otras asignaturas, pues el modelo de alternancia en distintos cursos ya se aplica a otras materias como Música, Informática o Economía. Sin embargo, esta disminución de la presencia de la Religión en el currículo vendría a sumarse al recorte horario que ya se incluyó en la LOMCE, y que en algunas comunidades ha supuesto la pérdida de hasta el 50 % de las horas lectivas dedicadas a esta enseñanza. De ejecutarse la propuesta de los populares, la asignatura de Religión católica, que cada año eligen libremente el 63 % de los padres, no solo se impartiría en menos horas, sino que ya ni siquiera se estudiaría en todos los cursos.

Una propuesta que va a llegar

Pero, ¿por qué ahora en Génova y en el Ministerio se plantea esta hipótesis, si la investidura del 1 de marzo tendrá como protagonista al líder del PSOE, y no al del PP? «Incluso aunque el PSOE llegue a un acuerdo de Gobierno con Podemos, IU y Compromís, o con Ciudadanos y otros, nuestra mayoría absoluta en el Senado hará que sea imposible gobernar y terminará por llevarnos, antes o después, a nuevas elecciones. Quién sea el candidato del PP, en qué situación se encuentre Rajoy tras los casos de corrupción o cómo se haya renovado el partido por dentro es otra cosa, pero que vamos a tener que pactar con Ciudadanos o con el PSOE es algo que va a pasar, y entonces tendremos que llegar a acuerdos en educación», explican las mismas fuentes. Y en esos acuerdos la asignatura se ve como posible «moneda de cambio», pues el partido naranja aboga por eliminarla del currículo escolar, y los socialistas están divididos entre quienes quieren eliminarla por completo y los que aceptarían convertirla en una historia de las religiones o en una enseñanza no confesional del hecho religioso.

Un paso más contra la asignatura

Sea cual sea el escenario no cogerá por sorpresa a los obispos españoles, encargados de la contratación y formación del profesorado de Religión católica y garantes de los Acuerdos. El ex secretario de Estado de Educación con el PP, Eugenio Nasarre, apuntó esta hipótesis hace dos semanas en una intervención ante los delegados episcopales de Enseñanza de todas las diócesis españolas.

Nasarre explicó que impartir Religión solo en algunos cursos es una variable cada vez mejor vista en el PP, como alternativa para salvar la asignatura contra los ataques que recibe, pues en el partido hay muchos afiliados y cargos orgánicos que no desean perjudicar más a los católicos. Sin embargo, algunos delegados diocesanos expresaron su tristeza por ver que el PP «da por hecho que hay que cambiar la situación actual», y temen que sea «un paso más para eliminarla definitivamente del currículo».

Un ataque a las familias

Las asociaciones familiares no esconden su malestar ante lo que considerarían «un nuevo desencanto con el PP». Como explica a Alfa y Omega Mariano Calabuig, presidente del Foro de la Familia –entidad que representa a más de cuatro millones de familias y que aglutina a distintas entidades educativas, como la Confederación Católica de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos– «la asignatura de Religión es un derecho de las familias, que los padres eligen de forma mayoritaria cada año. Y es clave para la formación integral de los niños, porque transmite los valores esenciales que conformarán su vida, y les ayuda a comprender nuestra cultura, nuestra historia, y a ellos mismos».

Mariano Calabuig señala que «sería una locura eliminar la Religión confesional y su alternativa, o recortarlas aún más, porque los más perjudicados serían los niños». Y concluye: «Elegir la educación moral y religiosa que queremos para nuestros hijos es un derecho de todos los padres, igual que elegir el modelo de enseñanza que queremos para ellos. Y como tales, los padres vamos a defenderlos ante cualquier ataque. Sería despreciable que el PP o cualquier otro partido plantease quitar la asignatura a cambio de, por ejemplo, no tocar la escuela concertada, pues sería como decirnos que no nos merecemos el respeto de todos nuestros derechos».

José Antonio Méndez

Garicano, de ciudadanos, pide un pacto educativo que deje fuera la Religión.

Garicano pide un pacto educativo que deje fuera la Religión, el catalán o la concertada.

El ideólogo económico de Ciudadanos reclama un acuerdo de mínimos "sin temas incendiarios". Gabilondo (PSOE) lo ve "absolutamente indispensable" para España

PILAR ÁLVAREZ 

Madrid 9 MAR 2016 - 23:34

De izquierda a derecha, Emiliano Martínez Rodríguez, vicepresidente de la Fundación Santillana, Francisco López Rupérez, Luis Garicano, Victoria Camps, Ángel Gabilondo y Mariano Jabonero, director de Educación de la Fundación Santillana.

De izquierda a derecha, Emiliano Martínez Rodríguez, vicepresidente de la Fundación Santillana, Francisco López Rupérez, Luis Garicano, Victoria Camps, Ángel Gabilondo y Mariano Jabonero, director de Educación de la Fundación Santillana. ENRIQUE GAYA

“Creo que es momento de pactos para España”. Luis Garicano, ideólogo económico de Ciudadanos, ha pedido este miércoles que el futuro acuerdo educativo deje fuera las asignaturas de Religión y Educación para la Ciudadanía que han enfrentado al PP y al PSOE, evite abordar la enseñanza concertada y no toque los temas lingüísticos que encienden el debate con Cataluña. Los llama “asuntos cuña” porque son “los que se usan en el debate político para romperlo en dos”.

“Un pacto no tiene por qué resolver esos asuntos, más allá de eso quedan otras cuestiones”, ha considerado Garicano, cuyo partido lleva en su acuerdo para formar gobierno con el PSOE la necesidad de alcanzar un pacto educativo en la próxima legislatura. Reclama “un debate mucho más profundo y en el que los partidos se desarmen de estos temas que van a incendiar a sus tropas y no van a resolver el problema”.

Por su parte, Ángel Gabilondo, último ministro de Educación con el PSOE, ve posible un acuerdo de mínimos. “No hablo desde la ingenuidad de algo que es extraordinariamente fácil sino desde la convicción de algo que es absolutamente indispensable para nuestro país”, ha dicho este miércoles en la 30ª Semana de la Educación de la Fundación Santillana (integrada en el Grupo PRISA, editor de EL PAÍS) que se celebra entre el martes y el jueves en la sede de la Fundación Telefónica (en Madrid). El representante de Ciudadanos y el del PSOE coinciden en que “la equidad y la excelencia” formen parte de ese futuro acuerdo.

Ambos políticos han participado en la segunda jornada del evento Nuevos retos, pactos e iniciativas para mejorar la educación con el presidente del Consejo Escolar del Estado, Francisco López Rupérez, y la catedrática de Filosofía Moral y Política Victoria Camps.

Gabilondo, que fue el ministro que más cerca estuvo de cerrar un pacto del que se descolgó el PP en el último minuto, ha recordado su experiencia.“Tenemos que pactar al menos los modelos y las reglas del juego, no creo que sea necesario acordar hasta el último extremo de la última línea”, ha señalado quien también fue presidente de los rectores españoles.“Igual nos llevamos la sorpresa de que descubrir que lo que nos separa es menos de lo que nos une”.

Siete puntos iguales de PP y PSOE

El acuerdo “no debe partir del análisis de las confrontaciones históricas izquierda-derecha que han caracterizado las últimas década de nuestro sistema educativo”, según López Rupérez, que ha comparado en su intervención dos documentos sobre un posible pacto; el último que presentó el PP y el que cerraron conjuntamente Ciudadanos y PSOE tras las últimas elecciones generales. Y ha encontrado siete coincidencias: Asegurar un sistema educativo inclusivo e integrador, mejorar el sistema de becas, la Formación Profesional, la flexibilidad de los centros educativos, los idiomas o la convivencia escolar y potenciar políticas centradas en el profesorado.

Un 8 para acceder a Magisterio

Victoria Camps ha defendido la necesidad de un pacto “si consiguiera la estabilidad y nos permitiera dejar de pensar en reformas, poner unos mínimos y que las comunidades autónomas e incluso los centros educativos vieran las mejores formas de aplicar esos”. La catedrática también se ha referido a la importancia de la profesión docente, a la que “sería importante dar un rango más alto del que normalmente tiene”.

Camps ha contado una anécdota. Cataluña aprobó en 2014 establecer una nota mínima para el acceso a la carrera de Magisterio, que se fijó en un 4 en Lengua Castellana y Literatura y una media mínima de 5 en la prueba de acceso a la universidad. La catedrática ha asegurado que la intención de la consejera catalana [en la época en que se aprobó el cambio era Irene Rigau, de Convergència] propuso que la nota subiera hasta un 8. “Lo intentó pero se encontró con la oposición de la Universidad, de los docentes y de los rectores”, según Camps. “Si solo eso es tan complicado, estamos muy lejos de conseguir lo que queremos”.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Poveda. La película del sacerdote, pedagogo, humanista e innovador


La película narra la historia de Pedro Poveda (Linares, 1874 – Madrid, 1936), un sacerdote tenaz e innovador que abrió caminos en el campo educativo y en defensa de los derechos de las mujeres en la España de principios del siglo XX. Fue reconocido por la UNESCO como “Pedagogo y Humanista” y canonizado por el Papa San Juan Pablo II.

imágenes de la película de Poveda

Tras ejercer su labor sacerdotal en las marginales barriadas de las Cuevas de Guadix (Granada) y poner en marcha diversas iniciativas sociales y educativas, Poveda marcha a Covadonga (Asturias). Desde allí inicia un novedoso movimiento impulsado por mujeres jóvenes, origen de la Institución Teresiana. Para su desarrollo se apoya en la joven Pepita (Josefa) Segovia (Elena Furiase), primera mujer licenciada en educación de Jaén. Poveda vivirá la España convulsa de los años treinta donde los conflictos sociales, educativos y religiosos se agudizan hasta desembocar en una guerra civil. En ese contexto Poveda, hombre de paz, de diálogo y víctima de la violencia y la intolerancia, dejará una huella de luz y esperanza.

http://www.religionenlibertad.com/la-pelicula-sobre-poveda-fue-el-segundo-estreno-con-mas-espectadores-48226.htm


martes, 8 de marzo de 2016

Película Resucitado

Resucitado nos sitúa en una perspectiva casi inédita: como romanos... lo que somos.


John Zmirak / The Stream (Religión en Libertad)
8 marzo 2016

[John Zmirak es el editor de The Stream. Es licenciado por la Universidad de Yale y experto en literatura inglesa. Ha escrito en publicaciones como First Things, The American Conservative o National Catholic Register y es autor de seis libros de pensamiento, economía y narrativa. Por la interesante perspectiva con la que presenta la películaResucitado [Risen], que se estrena en España este 23 de marzo, reproducimos a continuación su correspondiente crítica cinematográfica.]

Resucitado: una película cristiana para romanos como nosotros
Resucitado (ver abajo el tráiler) es una nueva y potente película sobre la Resurrección de Cristo y los primeros días de la Iglesia. Tiene suspense, intriga, tensas secuencias de persecuciones e incluso algunas buenas escenas de guerra. El film es riguroso, entretenido y veraz sin resultar sermonenante ni melodramático. Casi diría "reverente", pero la palabra no es correcta: sugiere una lentitud prudente y delicada que casa más con la liturgia que con el cine. ¡Y en Resucitado hay acción!

Sus personajes, poderosamente interpretados, y su bien trabado argumento te mantienen atado al sillón desde los títulos de apertura. Yo la vi en un cine que te sirve margaritas, pero no vi a nadie corriendo ni un momento al servicio: no querían perderse ni un minuto. Así que vayan y véanla. Y no, no cuenta como sacrificio cuaresmal, porque van a disfrutarla, con o sin margaritas.

Y ahora que les he dado resuelto qué hacer el viernes por la noche, permítanme explicar otra cosa especial en esta película. Contempla la historia de la muerte y resurrección de Jesús exactamente desde la perspectiva correcta: la de un tribuno romano y de corazón duro, Clavius (Joseph Fiennes).


Ver Resucitado me obligó a admitir algo que me ha preocupado en todas las películas similares: en cada una de ellas, desde Jesús de Nazaret y El Evangelio de Juan a La Pasión de Cristo, me he encontrado a mí mismo identificándome no con los judíos sino con los romanos.

Son éstos gente razonable, que traen el orden y la ley, constructores de carreteras y acueductos. Van afeitados y limpios, con cortes de pelo normales y preocupaciones sanas y universales: quieren un país tranquilo, donde la gente pague sus impuestos y cumpla las leyes.

Pero el pueblo al que gobiernan parece ajeno a nuestros ojos: una horda de gentes de Oriente Medio con pelo largo, barbudos, a menudo descalzos, propensos a discutir sobre profecías... y eso cuando no salen de las cavernas dando saltos como esos zelotes cuasi-suicidas de ojos desorbitados.


Cuando los soldados romanos de Resucitado se dispersan por todo Jerusalén registrando las casas de quienes piensan que son terroristas impulsados por la religión, no puedo dejar de pensar en escenas similares de El francotirador [American Sniper]. Lo cual es turbador, lo sé.

Solía justificar ante mí mismo esta reacción recordando que el Imperio un día se convertiría y serviría como bastión de la Iglesia que evangelizó Occidente. Estando de parte de los romanos, me ponía de lado de una especie de proto-Iglesia que sólo estaba esperando un Constantino que la llevase a su perfección final. No es necesario ser protestante para comprender que esta teoría no es correcta.

Como cristiano de toda la vida, me sentiría mejor conmigo mismo si asumiese la perspectiva de los apóstoles, o la de la madre de Jesús, o al menos la de los judíos largo tiempo oprimidos que en multitud buscaban a Cristo para su liberación temporal. Pero, simplemente, no puedo. Y adivino que usted tampoco.

En la mayor parte de las películas hay un problema, y es que los cineastas intentan ayudarnos a ver a Jesús a través de los ojos de sus seguidores. Pero nosotros no somos como ellos. No somos miembros de una pequeña tribu de elegidos de raza y religión idénticas, que han padecido durante siglos una ocupación extranjera y ahora ansían un héroe conquistador. (Aunque si usted ha visto a algunos de los partidarios más entusiastas de Donald Trump, tal vez piense de otra manera.)

Nos parecemos mucho más a los romanos del siglo I, ciudadanos de un poder mundial decadente que se ha apartado de las virtudes que lo hicieron grande, donde la religión sirve cada vez más para una función puramente decorativa... y nos gusta mantenerla así.

Como los romanos, disfrutamos de las ventajas de una cultura humana elaborada que celebra el poder de la mente. Como los romanos, desechamos a nuestros hijos no deseados. Es triste, pero es lo único "razonable" que hacer. La vida es fabulosa, la vida no vale mucho.

Resucitado parte de este problema narrativo fundamental y lo convierte en una virtud. Vemos a Clavius conspirando con Poncio Pilato entre las maquinaciones internas del gobierno de Roma, y suena parecido a nuestras conversaciones sobre las elecciones primarias o las intrigas de los despachos políticos. Les escuchamos comentar sobre cómo frenar a un movimiento religioso, y nos recuerda las noticias desde Irak. O con más chispa, escuchamos disimuladamente a estos romanos hablar de las cosas divinas y citar a sus dioses favoritos con la misma mirada vacía en sus ojos con la que cualquier moderno alega ser "espiritual, pero no religioso".

Todos hemos sufrido dudas y vivimos en una cultura que se afirma sobre ellas. Así que podemos ponernos en la piel de Pilato cuando resume indolentemente el precio de una vida de calculada ambición. Señala un cadáver. "Hacemos todo por... esto". El cero enorme y final que multiplica todos nuestros esfuerzos en la tierra pende sobre estos romanos que abordan la muerte negándola o purgan ese miedo con espectáculos llenos de emoción y sangre.


Como admite Clavius ante Pilato, lo que él busca realmente en la vida es "un día sin muerte". No quiere esto decir que él huya del combate, o del repulsivo trabajo de dirigir crucifixiones. Quiere un día de vida que no esté marcado, manchado, envenenado por la muerte. Y nos dice con una sonrisa triste que sabe que nunca lo encontrará. A no ser que...

¿Qué es esa historia ridícula de que el mesías de los judíos realmente ha resucitado, y justo en la forma que Él prometió? Y ahí nuestros corazones paganos son escépticos y nostálgicos a la vez. ¿Es posible que esas historias sean más que historias, esto es, hechos sobrios y tangibles? ¿Y si pudiésemos encontrarnos con ese Mesías en carne y hueso, comer con Él y verle hablando y sonriendo con sus seguidores, sus amigos? ¿Cómo se sentiría eso? ¿A qué se parecería? ¿Cómo nos cambiaría?

Encontramos las respuestas en Resucitado, a través de los mismos pasos vacilantes que debe seguir Clavius. Su escepticismo es nuestro escepticismo, sus vagas esperanzas y dudas son las nuestras, no importa lo fieles que seamos como gente que va a la iglesia. El aire que respiramos, las vidas que vivimos, son romanas de la cabeza a los pies. A nosotros nos corresponde haller la antigua chispa judía que puede encenderlos.Resucitado nos recuerda que debemos buscar, y nos asegura que encontraremos.

Publicado en The Stream.
Traducción de Carmelo López-Arias.